jueves, agosto 23, 2007

Diminutos trozos de aire...


Tic tac, tic tac, suena mi reloj de pulsera
Tic tac, tic tac le canta a mi oído dulcemente.
Mi ventilador mareado de girar,
Me guarda como el más fiel de los soldados.

Respiro, callo…
Amanece despacio…
Como si para ello,
Dependiere aun…
De fuertes bestias de carga.

Que silencio tan sublime
Existe en aquel estrecho de mundo
En el que aun logro amanecer esporádicamente.

Tic tac canta…
Y se pierde en el tiempo dicho sonido.

Suspiro tristemente, se acaba mi silencio
Mi estrecho de mundo se acorta un poco más.

Afuera los animales…Trinan, Graznan, Aúllan, Ladran,
Como rindiéndole homenaje al que alguna vez
Y muy sabiamente fue nombrado deidad.

Nuestro señor sol, resurge una vez más,
Como condenado a iluminarnos día tras día
Y sirviendo de ejemplo, para aquellos que no entienden
Que avanzar y seguir es lo que nos queda.

Callo nueva vez…
Escucho mi respiración forzada,
Que queda opacada rápidamente…
Por el olor al pasto fresco.

Ya no siento… solo escucho,
Me siento varada en lo más profundo de mi alma…
En lo más profundo de mi ser…
Buscando aquellas razones para ponerme de pie…
Y es que tanta belleza no me lo permite.

Me he dejado vencer,
Por el ensordecedor suspiro del silencio,
Que viene a mi en busca de compañía.

Me he rendido a los pies,
De aquellos que sienten sin saber
Y que aman sin tener ningún porqué.

Y es quizás…
A fuerza de miles de vidas pasadas
Y millones por pasar…

Que se aprende que…
Cada día, cada espacio, cada beso,
Cada caricia, cada ilusión,
Cada vida y cada amor…
Son solo un instante,
Un suspiro en el tiempo.



Nueva vez respiro… pero ya no estoy.